El niño era de la etnia drusa, vivía en la región conocida como los Altos del Golán, cerca de la zona fronteriza entre Siria, Líbano, Jordania e Israel, y en su cultura la existencia de la reencarnación es aceptada como un hecho. Sin embargo, su historia tuvo el poder de sorprender a su comunidad.
El niño nació con una larga marca roja de nacimiento en la cabeza. Los drusos creen, como algunas otras culturas, que las marcas de nacimiento están relacionadas con las muertes en vidas pasadas. Cuando el niño tuvo edad suficiente para hablar, le dijo a su familia que había muerto por un golpe en la cabeza con un hacha.
Es costumbre que los mayores lleven a un niño a la casa de su vida anterior a la edad de 3 años si él lo recuerda. El chico conocía el pueblo del que era, así que fueron allí. Cuando llegaron a la aldea, el niño recordó el nombre que tenía en su vida pasada.
Un vecino de la aldea dijo que el hombre del que el niño afirmaba ser la reencarnación había desaparecido cuatro años antes. Sus amigos y familiares pensaron que podría haberse adentrado en un territorio hostil cercano, como sucede a veces.
Sorprendentemente, el niño también recordó el nombre completo de su asesino. Cuando se enfrentó a este hombre, la cara del presunto asesino se puso pálida, dijo Lasch a Hardo, pero no admitió el asesinato. El niño dijo entonces que podía llevar a los mayores al lugar donde estaba enterrado el cuerpo. En ese lugar encontraron el esqueleto de un hombre con una enorme fractura en la cabeza que se correspondía con el lugar de la marca de nacimiento del niño. También encontraron el hacha, el arma homicida.
¿Qué opinas de este caso o del tema de la reencarnación? Tu opinión es bienvenida.
En mi humilde opinión, los recuerdos que el niño tenía pudieron haber sido revelados a él o puestos en su mente incluso antes de su nacimiento para que por medio de ellos se tratara de hacer justicia o para que se conociera la verdad sobre la muerte del hombre asesinado con el hacha. Dios es el dueño absoluto de la verdad.